lunes, 1 de abril de 2013

"No tengas miedo a la oscuridad" críticas


Los duendes son, junto a hadas, ninfas, trolls y gnomos, una de las criaturas de leyenda más famosas del imaginario popular. A estos seres de procedencia feérica se les suele describir como criaturas de reducido tamaño y de rasgos humanoides; acostumbran a ser muy astutos y a mostrarse hostiles hacia los humanos.
El folclore de cada lugar designa un nombre específico para denominar a sus duendes autóctonos, de modo que podemos encontrar Leprechauns en Irlanda, Gremlins en Inglaterra, Hobgoblins en Escocia o Trasgos en España. Y de seguro que alguno de esos nombres ya os sonará gracias a la literatura y/o al cine.
Precisamente, mucho antes de que llegaran a los cines los Gremlins de Joe Dante (y sus respectivos sucedáneos) se rodó en 1973 una película para televisión con duendes titulada “Don’t Be Afraid of the Dark”. En España se estrenó directamente en formato vídeo bajo el título de “Frío en la noche” (sic), y a día de hoy sigue siendo una gran desconocida incluso para los amantes del terror.
De hecho, se podría decir que muchos la descubrimos por primera vez gracias a su anunciado remake, el cual generó interés principalmente por el nombre de su productor, un tal Guillermo Del Toro.
Sally Hurst (Bailee Madison) se muda a Rhode Island para vivir con su padre Alex (Guy Pearce) y su nueva novia Kim (Katie Holmes), en la mansión victoriana que están restaurando. La pequeña se siente una extraña en su nuevo hogar, y no ayuda mucho que su padre, obsesionado con sus aspiraciones como arquitecto, apenas le preste atención. Kim, por su parte, intenta establecer vínculos con ella, pero todos sus intentos caen en saco roto.
Sally decide evadirse de su entorno explorando la mansión, y a pesar de las advertencias del guardés, el señor Harris (Jack Thompson), Sally termina descubriendo un sótano escondido, abandonado desde la misteriosa desaparición, un siglo antes, del constructor de la mansión, el afamado ilustrador Emerson Blackwood.
Lo que una vez fue el estudio privado de Blackwood, la oscura, fría y húmeda cámara subterránea, guarda ahora los secretos de un siniestro pasado.
Tras un prólogo sugerente y prometedor, en dónde ya se nos ofrece algunas pistas (quizás demasiado reveladoras) acerca del misterio que aguarda en el sótano de la dichosa mansión, tenemos lo que vendría a ser la típica trama de casa encantada o con monstruos como indeseables co-inquilinos.
Este tipo de películas suelen estar casi todas cortadas por el mismo patrón. Empiezan con una mudanza a un gran caserón y acaban con sus protagonistas huyendo aterrorizados del mismo. Siempre se trata de familias con problemas (para terminar de amargarles su existencia) y casi siempre son los críos (o las mujeres adultas; madres o esposas), quiénes detectan que algo raro ocurre en su nuevo hogar. Desgraciadamente, nadie es capaz de hacerles el menor caso… hasta que ya suele ser demasiado tarde.
Al tratarse de un remake, es muy posible que su homónima original fuera, en su momento, bastante novedosa, pero llevada su historia a la actualidad, lo cierto es todo suena a ya visto. Y lo que es peor, a previsible al 100% (final –con posibilidad de secuela- incluido)
El mayor punto distintivo y resaltable que quizás diferencie a “No tengas miedo a la oscuridad” de otras propuestas es, sin lugar a dudas, su ente maligno: unos pequeños duendecillos muy feos y muy puñeteros dispuestos a todo con tal de satisfacer su hambre de dientes de niño, que son la base de su alimentación. Estos seres, que hasta entonces se hallaban encerrados en el sótano sin que (casi) nadie supiera de su existencia, aprovechan la inocencia y debilidad de una niña para librarse de su encarcelamiento y volver a las andadas.
A la hora de representarlos, los efectos especiales, sin ser especialmente destacables, cumplen con su cometido, y el diseño de los bichos (una mezcla amorfa entre una rata de cloaca y un gollum)resulta eficaz para producir un inmediato rechazo en el espectador.
De todos modos, considero que el mejor atributo que ostenta la cinta producida (y también co-escrita, que conste en acta) por Del Toro esese aura a terror gótico-clásico que desprende y la habilidad del debutante Troy Nixey (a quién el mexicano fichó tras ver su corto “Latchkey’s Lament”) para librarnos del tedio aún contando con guión con tan poca sustancia.
Dado que el miedo aquí es imperceptible y la tensión escasa (los momentos del pinchito en la cerradura invitan a la sonrisa maliciosa más que a morderse las uñas), lo mejor hubiese sido optar por contar la historia con un enfoque más gamberro, en la línea de Gremlins o Critters. Quizás sólo así estaríamos hablando de una película más amena.
En lo que a interpretaciones se refiere, todos están correctos, y aunque al principio se le pueda coger algo de tirria a la niña (no queda claro si es muy inocente o muy boba), luego es la única que parece tener dos dedos de frente para saber a lo que se enfrenta e intentar hacer algo positivo al respecto (SPOILER– el momento en el que aplasta un duende con la estantería corrediza de la biblioteca no tiene desperdicio –FIN SPOILER)
En resumen, una propuesta de terror que, siendo generosos,aprueba por los pelos gracias a su ambientación y a ese sello inconfundible de Del Toro que se plasma en cada fotograma (e identificable sobre todo en las pequeñas y malignas criaturas).
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Un saludo :)

    1 comentario:

    1. Hay una pelicula que no da miedo, sino asco. Es Evil Dead, es asquerosa, sale mucha sangre, pero no da miedo.

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